Procedimiento: Remodela la nariz mediante la reducción o aumento de su tamaño, eliminando los desvíos, cambiando la forma de la punta o del tabique, estrechando la amplitud de los orificios o cambiando el ángulo entre la nariz y el labio superior. Este procedimiento también puede servir para aliviar algunas dificultades respiratorias si se combina con el tratamiento del septo nasal.
Duración: La intervención tiene una duración aproximada de una hora, aunque en ocasiones puede ser mayor.
Anestesia: Se administra anestesia general o sedación por via intravenosa y anestesia.
Necesidad de hospitalización: Suele ser un procedimiento que requiere la hospitalización del paciente.
Recuperación: El paciente podrá volver a trabajar en una semana. Las actividades que requieran un mayor esfuerzo podrán retomarse tras dos o tres semanas. El paciente deberá evitar cualquier actividad violenta o la exposición excesiva al sol durante al menos ocho semanas. Se recomienda el uso de protección solar que proporcione protección contra los rayos UVA y UVB. Los resultados finales podrían alcanzarse en un año, en algunos casos en más tiempo. (¿Por qué en más tiempo? Parece que la nariz es la parte del cuerpo que más tiempo tarda en adoptar completamente la apariencia final tras los procedimientos quirúrgicos. Esto tiene relación con el tiempo que se requiere para reestablecer las vías de drenaje linfático, que son las responsables de la tumefacción).
Resultados: Permanentes